El metro es el teatro con las funciones más interesantes que puedas encontrar, es un escaparate de historias, es la proyección de un fragmento de la vida de las personas que lo utilizan, ese fragmento que dura lo mismo que el recorrido que realizan y a veces más. Quien ha viajado en metro se convierte en una persona poco impresionable, triste pero cierto, puedes llegar al momento en el que piensas; “ya lo he visto todo”, que haces?, prendes tu ipod, cierras los ojos y te desconectas del mundo, tal vez de esta forma no te vas a sentir culpable por no haberle dado una moneda (que nunca te va a faltar) a la indígena descalza y a su hijo (que siempre les va a faltar) que pasan vagón por vagón, con 20 vagones junto para un taco, pues realmente nunca los viste y si lo hiciste nadie se dio cuenta. Tengo la teoría de que a nadie le gusta viajar en metro, si, es muy cómodo para evitar el tráfico, es relativamente económico ya que puedes recorrer casi toda la ciudad con 2 pesos, pero pregúntenle a las pobres chicas que tienen que viajar en un vagón con tanta gente como si se dirigieran rumbo a Auschwitz, a ver si a ellas les gusta usar el metro, ya me estoy viendo afuera de La Salle, del Tec o de la Ibero vendiendo paquetes de turismo a las niñas fresas; “Amiga, descansa del trafico de la ciudad, no uses tu auto último modelo, el metro es la opción, te ofrece servicios de sauna (ya sabes cómo se preocupan por eso del peso), masajes a varias manos, terapia familiar, y tienes la oportunidad de hacer tus compras sin necesidad de invertir otro día en ir al centro comercial , no es fantástico? Y todo mientras te diriges a tu destino" A poco no haría bastante dinero?
El resultado es que para no tener cualquier tipo de problema, confrontación, plática con algún desconocido o lo que sea que quieras evitar, bloqueas tu persona hacia la convivencia, viajas en metro, lo usas, pero pasas ese fragmento de tu vida cual si fueras un fantasma. Bravo! esto nos va a ayudar a resolver todos nuestros problemas, gracias por no joder nuestra vida. Viajamos por el metro como si fuéramos bichos, una red de kilómetros y kilómetros subterráneos de malos bichos, sin capacidad o interés alguno de relacionarse (y he escuchado de algunos que si traban lazos afectivos). Personalmente pienso que lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia y no digo que vayas por la vida jugándole al psicólogo por que no eres nadie para resolver los problemas de la gente, pero por lo menos escúchame si se me ocurre preguntarte la hora no? No contribuyas a que el mundo se deje de relacionar y a la vez amar mutuamente, no me gustaría que mis nietos tuvieran experiencias sexuales con robots, sería muy frío, pero a todo se acostumbra uno no?
Los viernes en el metro Copilco le dan un espacio de expresión a un grupo musical, orador, actores o a todo quien quiera comunicar algo a la sociedad, me toco presenciar la escena más bizarra y a la vez tierna que he visto en un buen tiempo, un grupo de jóvenes formados por 2 trompetas, 1 saxofón, 2 guitarras, 1 bajo, 1 teclado y 1 batería, tocaron una versión de la canción mal bicho de Los Fabulosos Cadillacs bastante aceptable, el lugar se lleno de mal bichos por todo alrededor, a lo que la vocalista invitó a los presentes a que se pusieran a bailar, el lugar lleno principalmente de jóvenes (por la cercanía de CU), actuó como si no hubieran escuchado (a lo mejor todos traíamos nuestro ipod) y en eso paso una señora como de 70 años al centro del lugar a bailar, a lo que le siguió otra señora aproximadamente de la misma edad a hacerle compañía en esa actividad que parecía entre danza africana con toques de danzón y un poco de cumbia mezclada con algo como de un rito pagano, una cosa bastante extraña, lo dije; bizarrón el asunto, pero a la vez bastante tierno, estas 2 personas por un momento mutaron, dejaron de ser 2 mal bichos mas de los ahi presentes, se olvidaron de todas sus broncas para darle rienda suelta al movimiento rítmico de este baile con una canción que podría apostar que en su vida habían escuchado y apostaría lo doble a que probablemente no la vuelvan a escuchar, pero que en ese momento no importó, se plantaron en medio de una multitud de mal bichos y en sus caras se podía observar una felicidad enorme de poder convivir, aunque sea por los 4:04 minutos que dura esta canción. No pude evitar tomar una fotografía de esta pintura surrealista.
Ese día no prendí mi ipod, no cerré los ojos, me fui todo el camino observando a la gente, no hablé con nadie pero tampoco fuí un espectro en la escena, realizé mi viaje escuchando y observando, estuve simplemente disponible para lo que sea, para lo que se ofreciera, por si alguien me preguntaba la hora.
“. . . en la escuela nos enseñan a memorizar fechas de batalla pero que poco nos enseñan de amor. . . .” Los fabulosos Cadillacs.
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